Los pasillos de Roland Garros crujen. Son días en los que las estrellas del tenis recorren sus vericuetos y, en cuestión de segundos, es posible ver pasar a Serena Williams y su séquito, a Maria Sharapova con sus guardaespaldas, a Novak Djokovic... Todos están allí. Todos desembarcaron en busca del sueño grande. También está Juan Mónaco, que fue top 10 hace casi un año y medio, pero que ahora se quedó incluso fuera de la lista de preclasificados, ubicado en el puesto 76º del ranking, su posición más baja desde julio de 2006. "Cuando eso pasa, perdés beneficios. Si sos cabeza de serie, podés entrenarte solo durante una hora o dos, en las canchas principales; si no, te dan media hora para compartir. Y si no, tenés que practicar en otro club. Es lo que toca", cuenta Pico, sabedor de momentos buenos y malos en el circuito. El jueves pasado perdió en los cuartos de final de Düsseldorf, donde defendía el título; al día siguiente ya se estaba entrenando en París, y ayer se presentó en su undécimo Roland Garros con un triunfo por 6-3, 6-1 y 6-4, sobre el joven francés Lucas Pouille (190º). El italiano Andreas Seppi será su adversario en la segunda vuelta.
"Este es el torneo más importante del año para mí. Tal vez no pude completar una gira entera como quería; desde Madrid estoy mejor físicamente, pero recién en Düsseldorf jugué tres partidos seguidos, que es lo que buscaba para tener más ritmo. Me hubiera gustado llegar con más partidos, pero también es cierto que desde hace unos diez días me siento bien de físico y de tenis", se ilusiona, en el comienzo de la entrevista con La Nacion. Una dolencia en la espalda le cambió las preocupaciones, le provocó problemas en los desplazamientos, y le impidió rendir a pleno, o al menos con la intensidad y la exigencia que demanda su cuerpo. "Necesito agarrar confianza de a poco. Es cuestión de seguir en el torneo, de ir paso a paso, de seguir enfocado en lo mío, que es jugar más partidos y ganar en confianza y ritmo de juego. Yo siempre basé lo mío en el trabajo; no tengo el talento que tienen otros; trato de arreglármelas con la entrega, con el esfuerzo, y con aprovechar las situaciones que surgen".
-¿Viste tu posición en el nuevo ranking?
-Sí. Obviamente, no es lo que yo quiero. También soy consciente de que tengo cinco torneos con cero puntos. Di demasiadas ventajas; a principios del año casi no pude competir por las molestias que tuve, y mis primeros puntos recién los sumé en abril; entonces, lo veo como algo relativo. Yo sé lo que puedo dar, cuál es mi nivel, y eso me deja tranquilo. El ranking no me va a desmoralizar, pero está claro que no es divertido. Estoy acostumbrado a estar más arriba; estuve siete años entre los 50 mejores, cinco entre los 30. Puede pasar que uno se aburguesa, se relaja mucho, pero no fue lo mío. Desde agosto del año pasado jugué 13 o 14 torneos. Es muy poco. Este año, después de Miami, tuve que parar cuatro semanas; no pude ir a Montecarlo, Barcelona, ni Estoril. Se trata de competir más seguido, y el resto llegará solo. No es algo me tira abajo; me da ganas de volver a estar arriba de nuevo.
-Pero también es un ranking que te impide entrar en algunos torneos. ¿No te preocupa?
-Y...?para entrar en los Masters 1000 como Toronto, Cincinnati, Shanghai, se me puede complicar. Pero después de Wimbledon hay una gira de cuatro torneos en polvo de ladrillo...Si saco 500 puntos me meto de nuevo, y no lo veo tan difícil, he logrado mucho más en mi carrera. Sé lo que puedo dar, y en seis o siete torneos estoy en condiciones de lograrlo.
-¿Después de Roland Garros vas a ver algunos partidos en el Mundial de Brasil?
-Voy a volver a la Argentina, y Brasil está cerca, pero... se habló mucho de esto, y quiero aclarar que mi prioridad es el tenis. Después, si tengo la posibilidad, a algún partido voy a ir, pero no voy a dejar de trabajar o de hacer lo mío por un Mundial; un Mundial de fútbol no me da de comer ni es mi trabajo. Voy a ir a Wimbledon, y después me quedaré en Europa para la gira de canchas lentas.
-Hace un par de meses cumpliste 30 años. ¿Significó algo especial?
-Sí, hace un rato lo hablábamos con Ferrer, que me preguntó la edad, y no lo podíamos creer. Nos conocemos de muy chicos. Yo comencé a los 19 a jugar en el nivel ATP, llevo once años en esto, y cuando te das cuenta pensás: ya no soy tan joven. Pero lo que me motiva mucho es ver a jugadores como Haas, Stepanek, Hewitt, Ferrer, Federer, todos mayores de 32 años, que se mantienen muy bien. Hoy la medicina avanzó muchísimo, se sabe mucho de trabajos físicos y se puede seguir compitiendo, y eso me da fuerzas para seguir; si ellos van por la temporada 15 o 16, ¿por qué no puedo seguir yo un poco más y esforzarme? Sé que no es fácil empezar de nuevo todas las mañanas. Con la carrera que hice, yo tranquilamente puedo estar en mi casa en Tandil, ver el Mundial, o alquilar una casa en Brasil, bien relajado, pero todavía siento que tengo posibilidades de hacer cosas, y mientras sienta eso, y tenga ganas de seguir trabajando, voy a seguir jugando. El día que no lo tenga sé que voy a sentir un vacío muy grande. Mi sueño siempre fue ser jugador de tenis y estar en la elite, y mientras pueda, quiero aprovecharlo al máximo, y no dejar pasar momentos. Después, debo continuar trabajando y ser constante, y jugar todo el tiempo, porque yo gano por táctica e insistencia. No puedo entrar y ganar con el saque ni tirando tres derechas, soy un jugador de ritmo, es la verdad. Cumplí 30 años, pero sé que tengo cualidades para seguir.
-Faltan cuatro meses para la serie con Israel para la Copa Davis, pero ¿cómo creés que será?
-Va a ser difícil, es un partido complicado, como siempre que uno va de visitante. Ellos van a querer entrar en el Grupo Mundial. Tienen a Dudi Sela, que juega bien en esas superficies; seguro que van a poner una cancha muy rápida...?Uno siempre piensa en la Davis, hablo todo el tiempo con Martín (Jaite, el capitán), con Zabala (Zabaleta), trato de hablar con los chicos porque soy el mayor de la camada, pero cuando esté más cerca pensaremos más en eso. Si me necesitan voy a estar. Ahora hay jugadores que están mejor que yo, pero de aquí a tres meses las cosas pueden cambiar
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