lunes, mayo 27, 2013

Pico Mónaco: "El tenis es mi trabajo, pero no sé si es mi pasión"



Remató su gran día en Champs Elyseés, en Häagen Dazs, y después de cenar con un reducido grupo de amigos, entre los que estaba, claro, Mariano Zabaleta, uno de sus mayores compinches. Noche de sábado en París para Juan Mónaco, llegado un rato antes desde Düsseldorf, donde conquistó su octavo título profesional. Haciendo honor a Charly García, pero en sentido inverso, no vino en avión, sino en tren. "Fue una experiencia nueva. Teníamos un vuelo a las 9 de la noche y entre que llegábamos al hotel se iban a hacer como las 12. El tren salía a las 19 y llegaba 21.30. Nos lo recomendaron y fue un lujo. Siempre es mejor el tren que el avión para estas distancias (500 kilómetros), porque podés caminar. Tenía un bar y la pasamos bien", cuenta ya en domingo Pico, el hincha de Estudiantes de La Plata, el abanderado de la Legión argentina en Roland Garros 2013.
Un domingo que tampoco fue cualquiera para él porque le tocó practicar con... Novak Djokovic. Cancha 11, a las 13. Al lado (¿destino?), en la 9, Rafa Nadal con Guillermo García López. Dos sesiones de práctica con centenares de curiosos, de fans que se olvidaron de los partidos oficiales de los courts auxiliares: había dos monstruos peloteando, y con uno de ellos, Pico. "Claro, por eso me fui a dormir temprano (risas). Es un placer entrenarme con Nole, tengo una excelente relación. Y la verdad, por ser mis primeras sensaciones en Roland Garros, buenísimo. ¡Qué mejor que practicar con el número 1 del mundo! La intensidad de pelota es muy alta y no te podés distraer ni un segundo", dice el tandilense, no bien surge en escena acompañado por Nicola Arzani, uno de los responsables de comunicación y marketing de la ATP.
-Siempre fuiste un luchador, pero en 2013 no se te daban los resultados. Perdiste varias primeras ruedas, venías de una operación. ¿Cómo te jugaba eso en la cabeza?
-Es complicado. Pensá cómo terminé el 2012: jugando el mejor tenis de mi carrera. Apuntaba a seguir mejorando. Las expectativas eran altas. Pero a veces pasan estas cosas. Tuve una cirugía en la mano y tardé más de lo que esperaba en recuperarme. Perdí dos meses de calendario. No estaba como para competir, y menos en el nivel que traía. Me llevó un tiempo volver a sentirme bien dentro de una cancha. Ahora la mano cambió. Estoy trabajando muy duro y recién pagó esta semana en Düsseldorf. Espero que sea un impulso.
-Las lesiones pesan de otra manera a medida que pasan los años, ¿no?
-Seguro. El cuerpo se va oxidando (risas). El nivel de exigencia de un deportista de alto rendimiento no es normal. Por eso, cada vez que te toca una lesión, los tiempos se extienden. Yo me lesionaba a los 20, tenía molestias y jugaba igual. Ahora, si tengo molestias tengo que tratarlas porque pueden terminar en una lesión.
-¿Qué expectativas tenés para Roland Garros? El año pasado hiciste octavos de final.
-Lo de Düsseldorf me genera confianza, tranquilidad. Saber que si tengo un buen desempeño, puedo ir ganando partidos. Pero sólo apunto al partido de mañana (por hoy, ante el español Daniel Gimeno Traver, aproximadamente a las 10.30 de nuestro país). No miro los cuadros. Mis prioridades son estar bien física y mentalmente, y como lo tenístico viene en alza, me deja tranquilo para saber que estoy al 100% para competir en una gran cita.
-Te entrenaste con Nole, pero también solés practicar con Rafa. ¿Djokovic es el único que le puede ganar en polvo o ni siquiera él?
-Es muy difícil aventurar algo así con el 1 del mundo de por medio. Pero sabemos lo que es Nadal en París, donde sólo ha perdido un partido. Y más cómo viene, ganando: todo, Es el candidato, pero Djokovic es el 1 y le ganó en Montecarlo. Es el gran rival de Rafa, seguro.
-El tenis argentino no tuvo un buen approach a Roland Garros en la gira europea de polvo de ladrillo. Vos tuviste el mejor porcentaje de éxitos, pero en general, los números no fueron buenos.
-El hecho de que Juan Martín (por Del Potro) no pudo jugar mucho este año quizá haya hecho ver cierta ausencia en materia de buenos resultados. Yo tampoco jugué bien en Roma y en Madrid, entonces se notó la ausencia en las finales como estábamos acostumbrados. Pero es relativo: Del Potro se lesionó, a Berlocq y a Zeballos les tocaron cuadros duros. A comparación de otros años, sí, reconozco que nos faltó presencia en instancias decisivas.
-¿La pasión por el tenis no se agota en vos? ¿Te está pesando cuidarte o seguís con el chip incorporado?
-No, no me pesa, al contrario. Cuando empecé como profesional, a los 19, 20, 21 años, todo iba mucho más automático, era más inconsciente de lo que hacía. Ahora, con más años en el circuito, uno se vuelve más consciente: se cuida en las comidas, en el descanso, tengo que estar en todos los torneos con mi preparador físico para cuidar mi cuerpo, mentalmente tengo que estar relajado. Pero todavía me motiva progresar. Y eso es la chispa para levantarme cada mañana y querer ser mejor. Me gusta la competencia. Es un trabajo que me gusta hacer. Hoy las cosas están complicadas en el mundo y yo puedo disfrutar del trabajo que tengo. Y el día que deje de disfrutarlo, muy simple: no voy a jugar más. Y no sé si seguiré vinculado con el tenis. Noto que es mi trabajo, pero no sé si es mi pasión. A los 29, me siento joven. Ya tendré tiempo para pensar en otras cosas.
-En formar una familia, ¿por ejemplo?
-Claro. Me crié en un lugar chico y tranquilo como Tandil, con muchas cosas de pueblo. Me encantaría vivir en Tandil, tener mi familia, mis hijos, y estar ahí, tranquilo.

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