A los 27 años, Juan Mónaco se animó a romper las cadenas. Advirtió que para no perder más terreno en el circuito debía ser más paciente y se propuso no enredarse en la ansiedad que lo mortificaba en los momentos trascendentes. A su voluntad y sacrificio constantes tenía que añadirle algo más, mayor pimienta y, seguido de cerca por su amigo Mariano Zabaleta, contrató al entrenador español Pepo Clavet para encarar una reformulación en su juego. Es que para aspirar a luchar de igual a igual con los top ten, una de las innovaciones que debía hacer el tandilense era atacar más, con su saque y también con sus devoluciones, lo cual no es una acción sencilla para un jugador habituado a batallar desde la línea de fondo y con preferencias por el polvo de ladrillo.
Pero, poco a poco, se comenzaron a notar los progresos. Mejoró su servicio, empezó a "leer" mejor los desarrollos de los partidos, arriesgó más de la cuenta y, lógicamente, ganó confianza y calma. Y en los últimos meses, más allá de algún traspié (por ejemplo la caída en 1a rueda de Shanghai), Pico logró rendimientos y resultados excelentes, como la final en Valencia (éxito incluido ante David Ferrer, el número 5 del mundo) y estar en los cuartos de final del Masters 1000 que se juega en París e instancia donde llegaron seis de los ocho tenistas que en pocos días participarán de la Copa de Maestros, en Londres, situación que valoriza todavía más su desempeño. Además, con este muy buen nivel, prácticamente Tito Vázquez, capitán del equipo de Copa Davis, se convenció de que el tandilense jugará uno de los singles de la primera jornada de la final ante España, en el primer fin de semana de diciembre, en Sevilla.
Para llegar por cuarta vez en su carrera a los cuartos de final de un Masters 1000, Pico derrotó ayer a Mardy Fish por 1-6, 7-6 (6), 1-2 y abandono del estadounidense por molestias en el aductor izquierdo. Lo ponderable, más allá de que se trató de su 13er triunfo ante un top ten, fueron los dos match points que levantó el argentino. Hoy, no antes de las 11.30 de nuestro país (televisa ESPN), Pico tendrá un desafío de los más complicados que podía tener: frente al suizo Roger Federer, que el último fin de semana se consagró en Basilea y ayer superó por 6-2 y 6-4 al francés Richard Gasquet. El actual número 4 del mundo no sólo está motivado por ganar París Bercy, certamen al que nunca llegó a la final, sino porque de ganar hoy sumará 800 victorias en su riquísima carrera, marca sólo alcanzada por seis hombres. En el último enfrentamiento entre Mónaco y Federer casi que no hubo equivalencias: fue por la cuarta rueda del último US Open y el helvético ganó 6-1, 6-2 y 6-0, en el Arthur Ashe.
"Soñar no cuesta nada y, además, un partido así me motiva. Pero bueno, sabemos todos que Roger es un genio y que si está en un buen día son pocas las chances que te da. Pero tengo que pensar en dar el esfuerzo máximo y quizá también pueda tener un poco de suerte", dijo Mónaco, según la agencia EFE, tras la victoria ante Fish.
Pero si Mónaco se despide hoy del último Masters 1000 de la temporada -lo más probable, teniendo en cuenta los antecedentes-, nada empañará lo hecho en esta última etapa del año. Etapa de consolidación que además le servirá para llegar con el mejor ánimo a la definición de la Ensaladera. "Todo suma para lo que viene más adelante. En cada partido sumo un poquito más de motivación, de confianza, me doy cuenta que estoy mejorando cuestiones de juego y eso me alegra, porque indica que el trabajo realizado es útil. Realmente tengo que tratar de aprovechar este momento", explicó el hincha fanático de Estudiantes de La Plata.
Difícilmente Mónaco vuelva a escalar hasta el puesto 14° del ranking, como lo hizo en 2008. Hoy, a poco más de cuatro meses de cumplir 28 años, se posiciona 34°, una zona en la que no habitan las estrellas del circuito, pero en la que tampoco están los apáticos. Después de algunos momentos de sinsabores, Pico Mónaco está feliz, a la expectativa, con ganas de seguir creciendo en un circuito que no da respiros jamás.
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